lunes, mayo 08, 2006

Diálogos


-¿Viste como se puso la vieja ésa cuando la mandaste a guardarse su dedito donde le cupiese?
-P’a cagarse de la risa. La carita…
-La vieja culiá llegó a perder al menos el 50% de las arrugas de la cara de tanto que se estiró del asombro que alguien le respondiese (y de ése modo). Estas viejas cuicas se creen con el derecho a decir lo que quieran y nadie las puede cuestionar ni ponerlas en su lugar. ¡Ja!
-Fue mejor lo que le dije después a otra vieja que salió a defenderla ¿te acuerdas?
- Si, poh. Eso de que han luchado más de 100 años por ser iguales y ahora que se aguanten o les echen la culpa a las feministas que seamos tan directos para mandarlas a la chucha cuando lo merecen. Y ellas pero que puta que hacían méritos.
-Tú cachái; así es la historia. Histeria, enfermedad de mujer. Freud lo dijo: de por sí, toda mujer es histérica. Históricamente histéricas, no han hecho nada por cambiar el curso de la historia, digamos… la mayoría de los cambios sociales han sido dirigidos por hombres y las tías han brillado por su ausencia y, en el caso (escaso) en que han jugado algún papelillo segundón, siempre ha sido por inspiración masculina o porque son derechamente lesbianas o locas de atar. Adán debió elegir mantener todas sus costillas.
-Adán celebrando el Día de la Madre.
-Pero tú ibas a decir algo serio; ¿de qué se trata?
-Me parece que ahí entra más en juego la eterna postergación (ahhhhuuuummm…) que ha sufrido la mujer de parte del hombre que abusa de su fuerza física. No me parece que…
-Todas son perras.
-¿Tu mamá también?
-Si.
-Bueno, cosa tuya como consideres a las mujeres; pero de todos modos, no estoy tan de acuerdo con eso de que todas sean unas perras. Te has tropezado con algunas que sí lo son y no te has encontrado con minas que valgan la pena, por eso tenís ese prejuicio. Y además, no creo que tú sientas en serio eso que tu mamá también es una perra. Supongo que la quieres ¿no? ¿La querís o no?
-Sí, pero eso no impide que la estime en su justa medida y la califique tal como es; que sea mi mamá no la exime de ser perra. Sólo estoy siendo sincero. Terriblemente sincero. La quiero muchísimo, de veras, más de lo que ella misma se imagina y merece; la quiero demasiado y eso me parece (a veces) un acto de masoquismo. La quiero mucho sabiendo exactamente como es.
-Ella debe pensar lo mismo de ti.
-¿Qué?
-Que tampoco eres de lo mejorcito. Las madres saben lo que parieron, jamás se van a llevar una sorpresa respecto a lo que haga o no haga uno. Ella sabe como eres, seguro; por eso no te pesca demasiado ni te toma muy en serio, ¿para qué? Pero de todos modos te debe querer igual. Seguro.
-De una manera muy rara, pero… sí, tienes razón. Es recíproco.
-No eres tan malo como aparentas. ¿Verdad?
-Supongo que no. No estoy seguro, pero puede ser así.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Hijo mio, voy a comentar que por ahora,prefiero omitir mi comentario.

1:11 a. m.

 
Blogger Daniela King said...

jajaja que buen comentario
Amigo, muy bueno el articulo, pero me parece raro tanta misogenia, no te recordaba tan asi, en fin
Te amndo un abrazo, un sabado aburrido por la noche
Besos

12:28 a. m.

 

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