martes, mayo 30, 2006

Esa noche



La batalla estaba establecida de antemano vía llamada telefónica en línea de contacto para personas sinceramente desesperadas por tirar con quien sea mientras no sea alguien del cual puedas avergonzarte de haberlo hecho, el acto dicho y propiamente tal, el mismo que conocemos todos y que ha sido representado en innumerables técnicas plásticas a través de la historia de la humanidad desde que esta existe y se perpetúa como tal, aunque, en esta situación, la cosa no sería tan así; no habrá peligro de concepción por un asunto de imposibilidad material, lo cual representa una ventaja en el mero hecho que la acción planeada, en su esencia original, tiende a prolongar la estirpe de la especie mediante el gancho que hacerlo es placentero; si no fuese así, sería un gasto inútil de energía por las puras; por lo tanto, para qué hacerlo si el asunto no es rico de ejecutar, y mejor si es por el puro cuento de pasarla bien, como iba a suceder si todo transcurría según lo planeado con sumo cuidado, no era cosa que se malograse por un descuido fortuito fruto de una mala estrategia respecto a la historia que debía pasar de acuerdo a los deseos de un par de chicos, uno de ellos dueño de casa y otro no, pero que se paseaba como Pedro como si aquella fuera tal.
La dimensión que trazan las líneas de desplazamiento de las miradas recíprocas concomita con los límites del espacio físico delimitado por las paredes, el cielo raso y el piso; las ventanas dan una oportunidad que las visión sea ampliada hasta los márgenes posibles del umbral de la capacidad visual propia de cada individuo y, bueno, de las condiciones que ofrecen el clima, la luz y edificaciones cercanas.
Como lo prometido es deuda, y las deudas deben ser pagadas según un antiguo imperativo moral que aún sigue en uso; se procedió como era debido, siguiendo modos de conducta aprendidos o intuidos para el mayor confort de la circunstancial y temporalmente perecedera compañía, modos que han estado sistematizados por la costumbre y conviene aplicar al pie de la letra para evitar las desavenencias por falta de protocolo. Pues bien, manos a la obra.
Los sujetos aludidos en rítmico vaivén de vasos se explayan sobre los más diversos temas que son de interés común para quienes desean concluir en un proceso de transferencia de calor, hedores, flujos emanados de sus glándulas específicas y, si las condiciones son propicias, declaraciones sincerísimas de amor. La información obtenida es crucial para la consecución de tales objetivos que se configuraban velozmente en cada cerebro juvenil ya un poco ralentizado debido a la inhibición sináptica causada por la ingesta y posterior paso al torrente sanguíneo de alcohol etílico (CH3CH2OH) comprado con cierta anticipación en una botillería del sector donde se acostumbraba de reunir un grupo de hombres que tenían a la hípica como su deporte dilecto, por lo cual se concertaban diariamente ahí, aunque este no era el caso de los sujetos que están situados en posición y orientación de vista suroeste en mutua observación de rostro con movimiento oculógiro en sincronía con zonas acras, que tímidamente empezaban a ser fuente de disfrute de placeres sensuales para ambos sujetos que pugnaban por el dominio de la conducta del otro. El sitio ya no era el adecuado para la concreción completa de las intenciones declaradas con anterioridad, así es que, tras breve negociación, deciden el cambio de escenario para una mayor comodidad en el ejercicio de los deseos motivados.
Claro trino de notas pajariles desenvueltos en el éter habitacional emanaban de aparato radiofónico de reciente adquisición y motivo de exhibición orgullosa a chico desconocido pero simpático para mayor complacencia respecto a los atributos de chico también desconocido. Sonidos clavicordiantes envuelven oídos sensitivos. Sensibilidad de sábanas desatada en complexión suave y ligera, el conocimiento/desconocimiento recíproco comienza a desconfigurarse bajo movimientos trémulos en coreografía atetósica diseñada por intuitivo sentido de danza epicúrea de duunvirato de arquetipo alternativo. Los velos son levantados; palpar, saborear de tumescentes palpitancias de gradual desenfreno inquisitivo en búsqueda de toques y roces generatrices de percepciones kinésicas inexplicables. Exhala, inhala.
La electricidad, utilizada para iluminar espacios abiertos o cerrados según sea la necesidad, deja de ser fundamental en la tarea cognoscitiva entablada. Voz de oposición se deja oír respecto a la conveniencia de la supresión de aquel artilugio controlado por el intelecto humano en fecha decimonónica mediante ingenio diseñado por Edison al éste darse cuenta que la fibra incandescente utilizada para iluminar no se consumía en ausencia de oxígeno. Negociación concluye en acuerdo sobre los lúmenes utilizados (intensidad aproximada: 3 bujías). Invocaciones teológicas de dolor arrancan de labios húmedos epíteto de cortés factura, caricia calmante, éxtasis lacerante. Inhala, exhala. Tenue tiniebla marca las sombras de espectros que huyeron de análisis situacional, fusionándose presente, pasado y futuro, cuerpo receptor en pleno desconocimiento y en plena complicidad con la omisión. No vale la pena explicitar ciertas conductas y ciertas historias que no va a este caso detallar, porque sólo harían desmedrar el bello cuadro presente, tiñéndolo de dolor. La falta de iluminación subsanará el ocultamiento. Belleza que deja de ser atractiva en casos determinados por acto escrutador para transformarse en blasón de alcurnia arcana.
Movimientos espásticos serpentean a lo largo de mueble preestablecido para yacer, en pleno ejercicio sensual de sus facultades volitivas, en solícita convulsión de marea sináptica, peristalsis tonal mioclónica. Susurros en los oídos exigen palabras amables que puedan hacer del momento actual una sinfonía coral de imágenes que valga la pena recordar y atesorar para que la misma idea de soledad compartida tenga un sabor de futura complicidad, aunque lo dicho nunca sea totalmente cierto por una obcecada necesidad de indiferencia respecto al hecho mismo y sus consecuencias. La distancia que parecía insalvable termina por ser una tangencia, una promesa inconclusa que desfigura el instante que comparten y comunican en silencio. Tatuaje interno que vadea los recodos definidos por geografía capilar propugnará lividez cercana o lejana según su propia velocidad, definida como la razón entre desplazamiento y tiempo empleado.
Vestidos dispersos por el suelo vuelven a tomar posiciones que les eran anteriores y necesarias, desde que Adán y Eva cubrieron sus impudicias tras ser abiertos sus ojos como consecuencia de la mordida a la manzana que era fruto del árbol de la Ciencia del Bien y del Mal mediante tentación de reptil ápodo y la posterior confección de taparrabos utilizando hojas de higuera como materia prima (Génesis; 3,7). La moda del vestuario ha sufrido muchos cambios en el vaivén de la Historia y ellos respondían a la necesidad de usarlo no tan sólo como cobertura y protección contra las inclemencias del clima, sino que como medio de atracción hacia sí mismo del objeto de proyección de los deseos eróticos, razón por la cual los comentarios respecto al uso que se daba a tales trozos de tela manufacturada eran de rigor, asumiendo ambos su papel de víctimas de la vorágine que dicta el complacer a sí mismos y a los demás a través de su uso de acuerdo a las normas estéticas imperantes.

Falso fragor en despedida formal. Falsas afirmaciones. Falsos rictus. Falso. Sólo en la mirada se identifica la tristeza de la partida de uno o de otro, siendo difícil establecer para cada uno de ellos el grado de arrepentimiento o de satisfacción que implicó la noche que uno y otro follaron.

lunes, mayo 08, 2006

Diálogos


-¿Viste como se puso la vieja ésa cuando la mandaste a guardarse su dedito donde le cupiese?
-P’a cagarse de la risa. La carita…
-La vieja culiá llegó a perder al menos el 50% de las arrugas de la cara de tanto que se estiró del asombro que alguien le respondiese (y de ése modo). Estas viejas cuicas se creen con el derecho a decir lo que quieran y nadie las puede cuestionar ni ponerlas en su lugar. ¡Ja!
-Fue mejor lo que le dije después a otra vieja que salió a defenderla ¿te acuerdas?
- Si, poh. Eso de que han luchado más de 100 años por ser iguales y ahora que se aguanten o les echen la culpa a las feministas que seamos tan directos para mandarlas a la chucha cuando lo merecen. Y ellas pero que puta que hacían méritos.
-Tú cachái; así es la historia. Histeria, enfermedad de mujer. Freud lo dijo: de por sí, toda mujer es histérica. Históricamente histéricas, no han hecho nada por cambiar el curso de la historia, digamos… la mayoría de los cambios sociales han sido dirigidos por hombres y las tías han brillado por su ausencia y, en el caso (escaso) en que han jugado algún papelillo segundón, siempre ha sido por inspiración masculina o porque son derechamente lesbianas o locas de atar. Adán debió elegir mantener todas sus costillas.
-Adán celebrando el Día de la Madre.
-Pero tú ibas a decir algo serio; ¿de qué se trata?
-Me parece que ahí entra más en juego la eterna postergación (ahhhhuuuummm…) que ha sufrido la mujer de parte del hombre que abusa de su fuerza física. No me parece que…
-Todas son perras.
-¿Tu mamá también?
-Si.
-Bueno, cosa tuya como consideres a las mujeres; pero de todos modos, no estoy tan de acuerdo con eso de que todas sean unas perras. Te has tropezado con algunas que sí lo son y no te has encontrado con minas que valgan la pena, por eso tenís ese prejuicio. Y además, no creo que tú sientas en serio eso que tu mamá también es una perra. Supongo que la quieres ¿no? ¿La querís o no?
-Sí, pero eso no impide que la estime en su justa medida y la califique tal como es; que sea mi mamá no la exime de ser perra. Sólo estoy siendo sincero. Terriblemente sincero. La quiero muchísimo, de veras, más de lo que ella misma se imagina y merece; la quiero demasiado y eso me parece (a veces) un acto de masoquismo. La quiero mucho sabiendo exactamente como es.
-Ella debe pensar lo mismo de ti.
-¿Qué?
-Que tampoco eres de lo mejorcito. Las madres saben lo que parieron, jamás se van a llevar una sorpresa respecto a lo que haga o no haga uno. Ella sabe como eres, seguro; por eso no te pesca demasiado ni te toma muy en serio, ¿para qué? Pero de todos modos te debe querer igual. Seguro.
-De una manera muy rara, pero… sí, tienes razón. Es recíproco.
-No eres tan malo como aparentas. ¿Verdad?
-Supongo que no. No estoy seguro, pero puede ser así.